Queridos vecinos, en una memorable sesión de Cortes, un  político de la oposición increpó al entonces Gobierno con el siguiente aserto: “Puede un pueblo vivir en democracia, puede hacerlo en dictadura, en Monarquía parlamentaria o en Monarquía absolutista… Como no puede vivir es en la anarquía”.

Viene a colación esta anécdota para haceros saber que, de un tiempo a esta parte, en nuestra amable Ciudad se ha instalado un vandalismo preocupante. Así cada fin de semana, arden contenedores de basura, se arrancan bancos, se doblan farolas, se tronchan árboles, se pisotean desaprensivamente las flores y un sin fin de despropósitos a los que se suma una constante agresión al medio ambiente, ya sea éste natural o acústico.

Las motos y sus portadores campan a sus anchas, y extirpan del suelo los popularmente llamados “jesusitos”, reductores de velocidad. Los niños, con la aquiescencia despreocupada de sus padres, pisan los jardines impunemente sin que estos ni los otros denoten la más mínima sensibilidad al entorno. Los jóvenes supeditan la gomina de sus cabellos a la omisión de los cascos que han de protegerles de fortuitas caídas, mientras, los silenciadores de sus metálicos caballos se arrancan para hacer ostentación de la brutalidad más innecesaria. Los coches y sus ocupantes estacionan por doquier en la zona centro negándose, incomprensiblemente, a guarecerlos en el Parking… y así una serie de desencuentros donde cada uno de nosotros va a su aire sin importarle el bien ajeno.

Se arremete constantemente al ornato con pintadas sin respetar los monumentos o mobiliario urbano; se vacían los pipican de sus bolsas para arrojarlas al suelo sin más; se omite hacer uso de las papeleras…. Y una lista interminable que apesadumbra a esta alcaldía y afea un pueblo cuya historia nos demanda mejores modales y mayor conciencia social.

Ocurre pues, que a este Alcalde le decepciona la falta de compromiso de sus conciudadanos con el entorno, y así no entiende que no colaboremos como ciudadanos de bien en parar este sin fuste.

Desde aquí demando la colaboración de todos antes de caer en la represión innecesaria que pasaría por la multa a quienes estando en el bar dejan a los niños pisar jardines y afear lo que debía ser hermoso. Retirar las motos a quienes antes retiraron silenciadores y no usen del casco protector, hacer un desmesurado uso de la grúa a quienes yendo a su avío aparcan en zonas que obstaculizan el ya deteriorado aparcamiento, quitar litronas a quienes yéndoseles la pinza arrojan sus detritos en la vía pública, etc, etc, etc.

Ante estos hechos, ocurre, que dispone este Alcalde de seis guardias por turno y seiscientos desaprensivos y, por ello, vengo a solicitar la colaboración de todos en una mayor sensibilidad a lo ajeno que es lo de todos cuando de la Ciudad se trata, antes de usar medidas coercitivas que incomoden, molesten, agravien y ofendan a quienes, con su comportamiento, nos ofenden.