Que hace ahora cuatro años, informé a los vecinos/as, que según cuenta La Odisea, Argos era el perro de Odiseo (más conocido en estos barrios por su nombre en latín: Ulises), rey de Ítaca. Y también nos cuenta que cuando Odiseo regresó a Ítaca, después de luchar en la Guerra de Troya y zanganear por el mar durante veinte años, Ulises, para no ser reconocido por los enemigos que se le instalaron en su casa, se presentó en ella disfrazado de mendigo. Pero su perro, que como queda dicho se llamaba Argos, enfermo y descuidado, fue el único que lo conoció saludándole trabajosamente con la cola.

Ulises, al ver la fidelidad de su perro y el estado en que estaba, no pudiendo responder al saludo (por miedo a ser descubierto por sus enemigos), derramó una lágrima y siguió su camino. Y el perro, que entendió la situación, después de esperar veinte años a su amo, murió.

Ante esta hermosa historia de fidelidad y amor al ser humano, por parte de un animal irracional, ingenuamente se pregunta este alcalde si, ¿Es de justicia demonizar a los no pocos “perros-Argos” que en Valdepeñas son y que teniendo la misma fidelidad a sus dueños/as, que Argos tuvo a Ulises, estos pasan por “perros” en vez de por animales irracionales, porque sus dueños/as no son capaces de recoger sus excrementos cuando los sacan a pasear?

Este alcalde dice NO. Y como no es culpable ni el animal ni el collar, sino la mano que lo guía, a partir de la publicación de este bando, he dado ordenes tajantes a los policías a mi cargo, para que persigan y multen a aquellos desaprensivos/as que, con desprecio a sus vecinos se sirven de su animal, del que reciben amor y fidelidad, pero no son capaces cuando lo sacan a pasear de llevar una bolsa en la mano para hacer por él lo que el no pueden hacer por sí mismo, poniendo en riesgo la salud de niños y mayores que podrían escurrirse por la deposición del animal y afeando el ornato de la ciudad, que presume de brindar alegrías, como Valdepeñas es.

Igualmente, pido a los vecinos/as que colaboren con la Policía Local, poniendo en su conocimiento las actitudes de aquellos/as que hagan caso omiso de este bando, desobedeciendo a este alcalde y burlándose del conjunto de los ciudadanos/as que ven como los dueños/as de los animales, les permiten hacer en nuestras fachadas, parques y vías públicas lo que no le dejan al animal hacer en su hogar.