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Discurso oficial de Septiembre de 2003

FIESTAS DEL VINO 2003

 Discurso oficial

Miembros de la Corporación Municipal

Sr. Embajador del Reino Unido.

Sr. Presidente del C.R.D.O. de Valdepeñas

Sr. Pregonero y Sra. Vendimiadora de honor.

Distinguidas personas que hoy reconocemos.

Autoridades,

Sras. y Sres., Valdepeñeros todos que regáis con vino de VALDEPEÑAS la sangre de vuestras venas. Sed bienvenidos.

Autoridades y amigos, estamos frente a un pueblo que puede presumir de tener más historia que el pueblo mas viejo de EE.UU. y estamos frente a los ciudadanos de VALDEPEÑAS, porque tenemos la honorable misión de dirigirnos a todos ellos en un momento en el que los valdepeñeros volvemos a marcar un paso en la sempiterna huella de nuestra historia. En esta edición se cumple el 50 aniversario de una aventura que puso en pie el entonces alcalde de la Ciudad D. Guillermo Santamaría.

        Contaba entonces Valdepeñas con veinticinco millones de cepas en dieciocho mil doscientas veintiséis hectáreas. En aquel año comenzaron las faenas de recolección el veinte de septiembre sin fijar el precio de la uva, cuentan las hemerotecas que en aquel cincuenta y dos: “En cuanto al precio que puedan cotizarse las uvas, existe una gran desorientación sin que nadie se atreva a fijar ninguno…” (diario Lanza, 18 septiembre, 1952).

PRESENTE DE VALDEPEÑAS

No es el caso cincuenta años después, pero casi. Tengo que señalar aquí las renuncias y generosidades de los agricultores e industriales por haber llegado a un acuerdo que consolida la paz social y planta las bases de una apuesta decidida de futuro, no exento de trabajo inmediato, pero tan esperanzador como necesario.

Este Alcalde, ha podido participar de ese diálogo conciliador en una circunstancia en la que, entiéndanme ambos sectores, nunca es fácil. Se cumple aquí la máxima del filosofo francés: “Nada hay mejor repartido que la razón, todos creen tener la suficiente”. Sin embargo, hay algo que no se puede  negociar y es el futuro de VALDEPEÑAS. El Alcalde que hoy os habla ha servido, sí, de mediador, algo que realmente no le compete, pero que ha hecho con el mayor de los placeres y en aras del bienestar social y económico de nuestra ciudad. En un conflicto que no puede cobrar carácter consuetudinario porque en él dejamos también caer los brazos ante nuestros competidores. Este alcalde que es hijo de un pequeño agricultor al que la pezuña de una mula llevó a un mostrador que nunca hizo suyo, se felicita del resultado. Pero yo no he llegado a ser Alcalde de Valdepeñas para fracasar. Las únicas batallas que he perdido en mi vida fueron las que no empecé. Y el alcalde de VALDEPEÑAS, este alcalde, no necesita ni de mensajeros, ni de anónimos que en su nombre hablen. El Alcalde de VALDEPEÑAS se sienta en una mesa para llegar a acuerdos y, una vez firmados, los cumple. Por eso pido dos años a los sectores, con el compromiso de que, una vez transcurrido este período, pondré a vuestra disposición las carencias actuales del sector y los recursos de futuro en connivencia con la Denominación de Origen para sentar las futuras bases de los tipos de vinos por los que hemos de apostar y la producción que de ellos se ha de hacer.

        Visto que los acuerdos se firman para interpretarlos, hasta perder su esencia a observación de algunos (que no de este alcalde), ese futuro ha de pasar por un compromiso de caballeros; el que tienen que adquirir todas las capas sociales y económicas a las que compete en el quizás arduo proceso de la diversificación y promoción de calidad de nuestros caldos.

Es también por esto por lo que hago un alto en el camino para, ahora sí, advertir que Valdepeñas tiene que reestructurar sus procesos de desarrollo económico y que hemos de empezar por la base de nuestra economía. Ya nos decía claramente Aristóteles en el s.IV a.C. que un hombre de gobierno “ha de esforzarse por seguir lo que es correcto y no lo que está establecido”. Dedicar demasiado tiempo del presente para programar el futuro sobre la base del pasado es la receta perfecta para que no cambie nada. La tradición y el pasado, lejos de hacernos grandes frente a otros mercados e incluso afianzarnos en casa, nos ha retrotraído a la tasca de barrio arrinconándonos como cuarterones de orujo entre partidas de dominó mientras otros crecían con su vitola de calidad, aunque su tradición, su extensión productiva o su mismo producto, no rozara, ni de lejos, la calidad del nuestro. Esta son las cosas que nunca debería decir un Alcalde, pero visto que no lo dice nadie, lo digo yo.

La única industria que soporta la base económica de Valdepeñas es la vitivinicultura y es por eso que necesitamos un compromiso inmediato y un giro copernicano para consolidar las bases de forma urgente y decidida. De cualquier otra forma nos veremos a muy corto plazo sumidos en un caos, que lejos de ser precursor de tiempos mejores, nos puede alejar de forma fatal y definitiva de lo que debe ser la senda de los vinos de la D.O. Valdepeñas. Por eso hago también un llamamiento al Presidente del Consejo, aquí con nosotros, don Ramón Hidalgo Corbella,  para que se abandonen paulatinamente las costumbres que lastran nuestro nombre y se aplique lo correcto.

        Las agresivas estrategias de los países emergentes en la producción de vinos, los nuevos comportamientos de distribución, los cambios en el consumo y, más recientemente, las políticas de ventas de las grandes firmas productoras de bebidas alcohólicas, ahora interesadas en los mercados del vino, están conformando una nueva situación caracterizada por los cambios en la posición de los países productores tradicionales y la necesaria adaptación a ella de las estrategias de las firmas bodegueras.

Desde hace unos años, en los mercados mundiales, coexisten dos políticas de calidad y marketing diferentes: la basada en las DD.OO., típicamente europea, y la que se establece sobre la base de vinos varietales y su “coupage” (cupas), defendida por la mayor parte de las grandes firmas mundiales y por los países emergentes. Ambas se dan cita en los mercados de vinos de la Unión Europea. Y aquí es donde no podemos dejar pasar el tren de Valdepeñas porque, como refleja el informe Nielsen, mientras que en el sur de Europa se tiende a la baja con la apuesta por la tradición de las denominaciones de origen, en el norte se están abriendo paso las segundas. Es el caso de nuestro país invitado, el Reino Unido, en donde la firma más importante en el ámbito mundial, Gallo, ha invertido en el último año más publicidad que la D.O. Burdeos, suministrador tradicional de este mercado, de lo que puede dar buena fe el señor Embajador, aquí presente.

 Posiblemente el elemento más importante sea el auge de los segmentos de vino de calidad a un precio asequible así como el papel que juega la distribución. En la actualidad, una serie de firmas, en especial las que cuidan más su imagen, han cambiado su estrategia con respecto a los vinos que, ahora ocupan más y mejores espacios y han ampliado sustancialmente su gama. Todos estos elementos condicionan la estrategia de las empresas españolas y a Valdepeñas en concreto nos obliga a adaptarnos a la nueva situación. Las estrategias deben, pues, responder a las tendencias del consumo, a las políticas de la distribución, al comportamiento de los países emergentes y a las opciones de los nuevos grandes señores del sector, para lo que nos tendremos que ver obligados a buscar mercados más adecuados y a extremar nuestra posición competitiva: esto es; menos producción y mayor calidad, todo ello asociado a la publicitación de los caracteres diferenciales y de prestigio de nuestros caldos.

        Desde que nuestro país entró en la Unión Europea hasta la década de los noventa, el consumo de vinos cayó en casi un tercio, existiendo desde entonces una cierta estabilidad pero casi siempre a la baja. El consumo en los hogares supone el 44% del total de los vinos (en 1.987 era del 58%), mientras que los vinos con denominación de origen son del 26%, al igual que lo era en 1987 y es esa franja la que debemos aprovechar. Ahora bien, mientras que la principal denominación de origen del país supone un 35% en el volumen de los vinos producidos con denominación de origen y casi un 44% en valor, destaca la participación en volumen y valor de los vinos de las D.O. como la nuestra, en cuyo carro también andan a la deriva otras. Y esto sólo se debe a un motivo: la calidad. Mientras hace unos años casi sólo se buscaba la competitividad en los precios, ahora y, aunque el precio continúe siendo un condicionante importante, las bodegas seleccionan sus vinos, cuentan con enólogos altamente especializados, organizan catas e incluso concursos que llevan su nombre. Todo con el mismo objetivo: el de ligar el nombre de una demarcación geográfica en concreto con el distintivo de calidad, motivo por el que debemos luchar todos en Valdepeñas.  Porque la riqueza de nuestros caldos no pasa por el silogismo matemático de a mayor número de pulgares en una  cepa mayor riqueza, esa supuesta y errónea riqueza inmediata, nos lleva a; menor calidad, mayor sobreexplotación de la planta, mayor agotamiento del suelo, y en definitiva la quiebra final: “Pan para hoy y hambre para mañana”.

San Juan Bautista de la Salle, precursor de las escuelas cristianas, enarboló su propia aventura bajo el lema de “indivisa manent” (permanecen unidos). Nuestra ciudad ha de permanecer unida para ganarse el futuro.

LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA.

        Junto a nosotros, esta tarde se encuentran importantes representantes de la Administración Pública. El Gobierno Central, La Junta de Comunidades, la Diputación, a ellos acudo para pedirles que nos tiendan una mano. Las buenas comunicaciones que el Gobierno Regional nos está brindando con la inminente adecuación de carreteras como las de Daimiel o Torrenueva, la Autovía de Ciudad Real a Valdepeñas, que nos unirá con la España del Este-Oeste y con un sinfín de oportunidades con el nuevo aeropuerto de la capital, o con el desarrollo del nuevo Polígono Industrial de VALDEPEÑAS por parte de SEPES a quien agradezco la diligencia en la solicitud que le hice para que iniciara las obras; diligencia que demande igualmente al Gobierno de la Región para el  segundo Centro de Salud, teniendo resultados afirmativos un mes después de mi toma de posesión, la guardería que hemos hecho en tres meses, la llevada del agua potable a El Peral y la mejora de su calidad en el conjunto de nuestros grifos con una rebaja del 35 % a partir de este mes, la proyección de VALDEPEÑAS con motivo del DIA DE LA PROVINCIA, la adquisición del edificio anexo al ayuntamiento que dotará a la administración municipal de un mejor servicio al ciudadano con la ventanilla única,… nos augura un futuro inmediato lleno de ilusión que hemos hecho realidad, entre otras cosas, en un plazo record de tres meses. Pero, la política actual pasa por el compromiso y colaboración de todos los sectores de población, de todos los estratos sociales y de todos los agentes económicos de la colectividad de VALDEPEÑAS.

PAIS INVITADO

Del buen uso de esta metodología nos podría hablar nuestro invitado de excepción a quien aprovecho para saludar cordialmente y darle la más sincera bienvenida en nombre del pueblo de Valdepeñas ilustrísimo Señor Embajador, don Stephen Wright. (Estífen Gruáit)

Cercano en el afecto y alejado del protocolo de las palabras con las que suelen revestirse los  saludos institucionales, para mí, como Alcalde de Valdepeñas, es una satisfacción dar la bienvenida a todos cuantos nos visitáis.

Cruce de caminos a lo largo de los avatares del tiempo, incluso antes de que la historia pudiera calificarse como tal, no pocas han sido las culturas y los pueblos que han dejado su legado en nuestra ciudad en el transcurso de su incesante peregrinar. Fenicios y Griegos formaron la cultura Ibérica, aquella de la fructuosa Oretania, de la que da fe aquí en VALDEPEÑAS, nuestra más preciada joya arqueológica: el Yacimiento del Cerro de las Cabezas.

  Más tarde, Romanos y Musulmanes completaron esta rica miscelánea de culturas de la que hacemos gala orgullosos. Pero Valdepeñas, señor Embajador, no es sólo conocida por sus afamados vinos, que dicho sea de paso tienen nombre y apellido, no crea que son como los bichos del vinagre que nacen sin padre ni madre, parafraseando a nuestro académico Francisco Nieva. Gozamos los valdepeñeros de muchas otras virtudes palpables: tertulias literarias, certámenes de nombre como la Exposición Internacional de Artes Plásticas, y su variada oferta museística, que nos regalan los sentidos del rico patrimonio arqueológico, artístico, etnográfico y, como no podía ser de otra forma, vinícola. Todo ello hace de Valdepeñas, como si de una “Polis Clásica” se tratara y tal y como la denominó el estudioso de nuestra tierra, D. Rafael Llamazares, la “Atenas de la Mancha”, por cuanto de apolínea y dionisíaca guarda en sus piedras y tinajas. Por todo esto,  le invito a recorren sus calles, plazas, bodegas, museos… a descubrir la amabilidad de nuestras gentes…  

Nuestro país, España, no gozó de la Revolución Industrial de la que sí se supo aprovechar en su momento el Reino Unido y centro Europa. También llegó tarde a la Unión Europea, pero España ha pasado en los últimos veinte años por una socialización somormuja de base mediante la cual los ciudadanos, sin tener que tomar por asalto la Bastilla, pueden hoy disfrutar de un paseo por los jardines de la Corona y beber el vino que se vertió en las copas de la Corte. Esto último no nos ha beneficiado mucho, créame, nos ha dejado un lastre de vino de taberna que desajusta a la verdad. El vino de VALDEPEÑAS es VINO, Sr. Embajador, hágalo saber en el Reino Unido. Este vino prescinde de la mentirosa sacarosa y es hijo de una de las catorce DD.OO. mas antiguas de España que tiene cincuenta y cuatro.

Durante los días que permanezca en nuestra ciudad manténgase en contacto humano con nuestra gentes para que sepa apreciar el trasfondo de nuestra filosofía de vida y, al mismo tiempo, pueda trasladar a su país que el vino de Valdepeñas es un vino Universal porque hace amigos en los bares de un pueblo y al mismo tiempo une países en las mesas de Estado. Recuerde a Machado, señor Embajador, “Es de necios confundir valor con precio”. Nosotros somos fenicios de interior. Nos hemos acostumbrado a vender desde lo suficiente… Mire el precio de nuestro vino, y si le parece barato (que lo es), súbale usted el valor, eso le haría, además, embajador de VALDEPEÑAS en el Reino Unido, del que yo le nombro ya.

En definitiva, Valdepeñas es todo eso que ha oído al principio y algo que quizás desconozca: Gente buena. Tan buena, señor embajador que nos hace retratarnos con los mejores.

HONORES Y DISTINCIONES

MIPSA

 Si algo mueve al mundo es el espíritu solidario frente a la mala conciencia que todos llevamos dentro y a la que, a veces, hasta hacemos caso. ¿Puede haber mayor galardón que en la lectura voraz en que se desenvuelve el mundo actual haya una empresa que sea merecedora de reconocimiento y solidaridad? Pues sí, en VALDEPEÑAS las hay, y muchas. Hoy se llama MIPSA y, por eso, su pueblo la nombra. Felicidades.

Pedro García

        La pintura española que quebró su trayectoria de gloria en el s. XIX, consiguió sobrevivir a las escuelas porque hubo humildes nombres que le han dado a las enciclopedias un conocimiento todavía no bien estudiado. En Valdepeñas, haciendo un panegírico, han existido hombres a los que la naturaleza o Dios, o ambos al mismo tiempo, les dotó de la sinceridad del pincel. Han sido nuestros gloriosos “pintores de Corte”. Por eso, aún nos asombramos ante la pintura de Pedro García y en él damos testimonio de que Valdepeñas existe porque él sabe dejarnos en los lienzos el tazón de la abuela, el mantel desmayado de una mesa o el visillo que a la brisa, acaricia una ventana. Bien Pedro; lo has hecho muy bien y, por eso, hoy tu pueblo te nombra.

Cristina Fernández Sáez

        La realidad no siempre pasó por la que hoy conocemos. Hubo, durante muchos años una España-Valdepeñera de sacristía y una emoción contenida de confesionario en la que era pecado ser mujer por culpa de una manzana. Recordar hoy a una mujer que se puso un pantalón corto o su falda, que aún no lo recuerdo, y dijo que el deporte era salud. Que implicó en el empeño a otras y que demostró que los sexos son diferentes pero no desiguales en capacidades, es algo que ahora no tiene ningún valor, pero que hace cincuenta años era estigmatizarse en la batalla del día a día. Ella supo vivir y ha sabido sobrevivir; se llama Cristina Fernández Sáez y la queremos. Por eso hoy, Cristina, tu pueblo te nombra.

Cecilio Muñoz Fillol.

        Si aprendemos algo en el discurrir de la vida es que siempre llegamos tarde. Da igual a la velocidad que marquemos el paso. Siempre llegamos tarde. Es perdonable, porque es humano ningunear el presente; lo que no es perdonable es que la colectividad olvide a quien, siendo maestro, educó; siendo filósofo, enseñó; siendo ciudadano, compartió; siendo investigador, entregó sus horas para el conocimiento de los demás.

        Yo no sé si don Cecilio Muñoz Fillol llegó tarde a muchas citas mientras vivió, lo que si sé es que el Alcalde de hoy no quiere llegar tarde para darle las gracias. A título póstumo, si, pero con una grandeza enorme. Hoy le entregamos el título del hijo que se fue y se lo vamos a entregar a sus alumnos. El hombre que deja viva su memoria, nunca llega tarde a nada. Por eso, hoy, su pueblo, lo nombra.

Alejandro Alonso

        Que toda vida es un retorno que se mueve en la esfera sobre el eje de una cuna, es una metáfora bíblica que recogió el hijo pródigo. En realidad es una añagaza equivocada porque quien retorna no siempre vuelve para pedir perdón; a veces vuelve para decir que nunca se ha ido. Alejandro Alonso no es valdepeñero (que si lo es), es un hombre que quiere a Valdepeñas que, bien pensado, puede llegar a ser más importante. Porque la cuna nos la dan las circunstancias orteguianas y la trayectoria la hacemos nosotros y, quienes hacen suyas las circunstancias, las prodiga y las lleva en el carné de identidad, es alguien que es más que un pueblo. Hemos querido que seas el pregonero pero, en realidad, te hemos tendido una trampa. Lo que hemos querido es que sepas que donde tu estés, estamos nosotros. Por eso hoy te nombramos.

Ana Rodríguez Mosquera

        En más de una ocasión he oído decir al Presidente de Castilla La Mancha, D. José Bono, que un día al llegar a su casa, después de visitar no sé cuantos pueblos, se acercó a su mujer y le pidió un beso. Ella que debió tener un mal día, de los muchos que tienen los consortes de los políticos, le contestó: “Que te lo dé Castilla La Mancha”.

        Ser consorte no es lo mismo que ser-con-suerte. Suelen los consortes sufrir el afecto que el poder entrega al pueblo que gobierna, y mantener desinteresadamente el amor que el otro le niega por necesidad de su compromiso con el deber requiere un esfuerzo notorio. Yo creo que el C.R.D.O. ha acertado al nombrarte Vendimiadora de Honor, porque esto nos permite ahora a los Valdepeñeros darte las gracias por acompañar al hombre que nos gobierna. Y si te sirve, VALDEPEÑAS, en nombre de Castilla La Mancha, te da en este nombramiento el beso que esa noche no tuvo José Bono, tu compañero.

RESUMEN ULTIMO

        Y para terminar, a vosotros, queridos valdepeñeros que me habéis hecho alcalde de vuestro pueblo y el mío, sólo me queda deciros que disfrutéis de las fiestas bajo la protección de nuestra Patrona la Virgen de Consolación. A los jóvenes, por favor, que no se os vaya mucho la pinza, que se os va. A los mayores que recuerden que también fueron jóvenes a los que se les iba la pinza, que se les fueA los trabajadores de este ayuntamiento que habéis hecho posible nuestra fiestas. A Protección Civil, a Cruz Roja, a la Policía Municipal y cuerpos de Seguridad del Estado que veláis por nuestra seguridad, a los bomberos. Particularmente a las Peñas, alma de estas fiestas, a todos, GRACIAS.

No olvidemos nunca, que es la nuestra una tierra Adelantada en su amor a España. Casa Grande de Europa, Campo de Paz y Tierra de Ventura. Suena bonito, lo dijo el Rey de España, hagámoslo verdad.

¡¡ Felices Fiestas del Vino !!

Muchas gracias.

VALDEPEÑAS, septiembre, 2003

Jesús Martín Rodríguez-Caro

Alcalde-Presidente Valdepeñas

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