Desde el testimonio de estas “bóvedas verticales / panzas desnudas”, como con tino y acierto vino a llamar a las tinajas el poeta de La Mancha, valdepeñero para más señas, Juan Alcaide, quiero de corazón saludarles a todos por estar esta noche aquí, en Valdepeñas, compartiendo una velada de encuentro, ahora que el mundo tan a menudo se desencuentra.

Creo recordar que fue Chesterton quien aseveró que cuando Dios juzgue a la humanidad sólo tendrá un motivo para expiar sus desatinos, el de haber escrito una obra como El Quijote. Y yo afirmo que dijo la verdad porque  si non è vero è ben trovato . Así es que para los que somos de aquí, ya sabemos que hemos nacido y vivimos fuera del purgatorio.

Digo esto, porque para los que de aquí no sean, y muy en particular para los profesionales del turismo, cuando vendan un paquete de negocio para Castilla La Mancha, pueden incorporar, sin costo, la absolución divina -que no es poca cosa para los tiempos que corren-. Y si en el paquete meten a Valdepeñas pueden asegurarles, también sin costo, que este alcalde intercederá por ellos como Quijote ante Dios.

Es hermoso poder vivir en esta parte del mundo donde las fronteras no se conquistan, se descubren, y las de Valdepeñas que nunca tuvieron puertas han estado y están a merced de quien nos quiera. Y en nombre de mi pueblo, esta noche quiero darles las gracias a todos por querernos.

Creo que hasta aquí ha de llegar mi papel, el de darles la bienvenida confiando en su regreso, pero antes, nobleza obliga, me tomo la licencia de felicitar a todos los galardonados y dar la enhorabuena a todos los participantes, porque sin el conjunto la unidad vale menos.

Bienvenidos, están en su casa, muchas gracias.