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Valdepeñas en el Catastro de Ensenada

El documento del mes - Abril 2025

Normalmente los historiadores reconstruyen la historia a partir de distintas fuentes, componiendo un puzle al que le suelen faltar muchas piezas. Sin embargo, hay ocasiones en las que tenemos la suerte de poder conseguir una foto fija de un momento histórico concreto. Un ejemplo de ello es el Catastro de Ensenada, del que vamos a hablar hoy.

El Catastro de Ensenada

En 1749, el rey Fernando VI deseaba recopilar toda la información posible acerca de las localidades de la Corona de Castilla, con el fin de conseguir una mayor eficiencia a la hora de cobrar los impuestos. Para ello, ordenó al ministro Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, que realizase un estudio, al que tradicionalmente se le ha llamado “Catastro de Ensenada”. Esta colosal tarea se llevó a cabo enviando a cada población un funcionario con un interrogatorio de cuarenta preguntas, el cual debía ser contestado por las autoridades del lugar.

El Catastro es la fuente de datos más precisa que tenemos de los más de 15 mil lugares de Castilla en la época preindustrial, proporcionándonos información sobre la población del reino, sus oficios, sus bienes naturales y cómo eran explotados, etc.

Valdepeñas en 1752

Siguiendo las órdenes del rey, llegó a Valdepeñas en abril de 1752 Vicente Portocarrero, quien se encargó de realizar el cuestionario. Las respuestas las dieron principalmente Andrés Moñes Gómez, justicia mayor, y Pedro Basco Arroyo, alcalde.

Según se nos describe, Valdepeñas, villa de la Orden de Calatrava, poseía por aquel entonces un término ligeramente inferior al actual –unos 480 km2 por los 487 actuales– (pregunta 3, en adelante “p.”). Como la mayoría de las localidades de su tiempo, era una población eminentemente rural, habitada por unos 1400 vecinos –es decir, cabezas de familia– (p. 21). El número total de habitantes probablemente se situase en torno a los 5000, sumando mujeres y niños.

La mayor parte de los valdepeñeros de la época trabajaban en el campo, en general como jornaleros (en torno a 700, p. 35), siendo muchos menos los que que poseyesen la tierra que trabajaban. Los cultivos eran principalmente de secano, como en la actualidad: viñas, olivas, trigo, cebada y centeno. También había algunas plantaciones de regadío, pequeñas huertas cerca del curso del Jabalón (p. 4-11).

Respecto a la ganadería, se nos detallan las cabezas de ganado que existían en el municipio, destacando las ovejas (más de 7000), las cabras (unas 1000) y, en menor medida, vacas (cerca de 180). Para ayudarse en las tareas agrícolas, los valdepeñeros disponían de más de 1000 burros, más de 100 mulas y unos 70 caballos de tiro (p. 20). También se señala que existían al menos ochenta colmenas, las cuales producían miel y cera (p. 19).

En relación con el ganado, resulta interesante la existencia del término común de Aberturas (p. 10). Este era una antigua localidad situada entre Moral de Calatrava y Valdepeñas, la cual había quedado deshabitada a finales de la Edad Media. Su término pasó a estar compartido entre las dos localidades vecinas, usándose como tierra de pasto para el ganado, principalmente.

Además del trabajo agropecuario, Valdepeñas también poseía ocho mesones, calderas para la fabricación de jabón y para la de aguardiente (p. 29), diez molinos harineros y siete aceiteros (p. 17), entre otras industrias.

En relación con las llamados “artes mecánicas”, se nos habla de al menos once albañiles, ocho carpinteros, catorce herreros y un calderero, que, a modo de curiosidad, se señala que es francés. En el sector textil, trece sastres, siete tejedores y nueve zapateros (p. 33).

En cuanto a profesionales liberales, Valdepeñas contaba en aquella época con tres notarios, un abogado, tres médicos, dos boticarios, tres maestros de letras, entre otros (p. 32).

Se cuentan también treinta pobres de solemnidad (p. 36), es decir, personas sin recursos que sobrevivían gracias a la mendicidad.

A nivel religioso, 37 eclesiásticos, entre sacerdotes, diáconos y demás personas dedicadas al servicio religioso (p. 38). Junto a ellos, también destacan los 46 trinitarios, cuya orden aún pervive en Valdepeñas (p. 39).

Conociendo nuestro pasado

Los documentos originales del Catastro de Ensenada se conservan en el Archivo General de Simancas (Valladolid). Afortunadamente fueron microfilmados y digitalizados, publicándose en internet a través del Portal de Archivos Españoles (PARES).

En cuanto a Valdepeñas, el Ayuntamiento editó en 2016 su interrogatorio, adaptando el texto y la escritura para que sea más sencillo consultarlo. Además, cuenta con un glosario de términos. En el Archivo Municipal disponemos de una copia del mismo al disposición del público.

Anteriormente se publicó un estudio sobre el tema en la obra «Valdepeñas, 1752» del historiador Jerónimo López-Salazar Pérez (1994). En ella se hace un análisis de la situación de Valdepeñas en la Edad Moderna, apoyándose, además de en el Catastro, de otras fuentes, como las Relaciones topográficas de Felipe II o los libros de bautismos y defunciones de la parroquia de la Asunción de Valdepeñas. Incluye también una transcripción del texto del interrogatorio del Catastro. Se puede encontrar en la Biblioteca Ana de Castro de Valdepeñas.

Fuentes

  • Respuestas generales del Catastro de Ensenada de Valdepeñas, Archivo General de Simancas (https://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController).
  • Catastro de Ensenada referido a la villa de Valdepeñas (1752), Ayuntamiento de Valdepeñas, 2016, Archivo Municipal de Valdepeñas, planero 10, carpeta 8.
  • LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ: Valdepeñas 1752, según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, Tabapress, 1994.

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